Lágrimas que caían de unos ojos ya cansados de llorar y fuerzas que salían de donde no creía posible. Años a la espera de llamadas que nunca llegaban. Meses de arrepentimiento y culpabilidad. Noches en vela y mañanas en la cama. Disculpas que no existían, abrazos que todavía faltan. Miradas que ya no se cruzan y sonrisas obligatoriamente ocultas.
Nunca más volvió a saber de ella. Sus manos envejecieron pensando en su sonrisa, sus ojos suplicaron perdón durante años y su mirada deambuló perdida, muy lejos de donde ella se encontraba.
M.
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