lunes, 9 de junio de 2014

Si lo nuestro es esperar...

"¿Y para qué medir el tiempo si lo nuestro es esperar? ¿Para qué sentirnos ciertos, si la vida nos da igual?"

Nos empeñamos en calcular y dominar el tiempo, ignorantes de que es él quien, en todo momento, nos hace bailar como marionetas al ritmo de su música. Y es que, al final, nos pasamos la vida esperando. A que llegue el viernes, el fin de exámenes, el verano, el hombre de nuestra vida. Y entre espera y espera, el tiempo se nos escurre por unas manos que envejecen demasiado rápido. 

Y el tiempo nos gana una batalla.

Pero en nuestro poder está ganar la guerra.

Es lunes, ¿y qué? Es el día de volver al colegio, a la universidad o a trabajar. De volver a ver a esas personas que se encargan de arrancarnos una sonrisa en nuestros peores días y de regalarnos otras tantas para hacer la rutina más fácil. Es día de gimnasio, si es que la pereza no nos vence. Es día de novedades, de contar todo aquello que el fin de semana nos ha regalado y de ver aquella serie que tanto nos gusta. Es día de encarar una semana que seguro que será sorprendente. 

Ya lo decía Serrat, "hoy puede ser un gran día". Plantéatelo así. Disfruta de cada detalle, por pequeño que sea, porque una vez pase, no volverá. Y entonces solo tendremos dos opciones: pasarnos la vida esperando a que vuelva a pasar algo, o hacer que pase.



"Yesterday is history; tomorrow a mystery; today is a gift, that's why they call it present "

-M.

lunes, 2 de junio de 2014

Y llegas tú, y me rompes los esquemas. Y todo lo que hasta ahora parecía inamovible se desvanece ante tu mirada inofensiva. Y poco a poco, del mismo modo que el cansancio vence mis párpados cada noche, tu sonrisa me va matando lentamente. 

Y mi corazón, que había jurado y perjurado no volver a enamorarse jamás, se rinde a tus deseos. Mis horarios se restablecen para compaginarse con los tuyos. Hasta mi respiración parece querer compenetrarse con la tuya.

Y lo hace. 

Y dejamos de ser tú y yo, y nos convertimos en nosotros. Un nosotros, con nuestros planes, nuestras bromas, nuestras discusiones. Un nosotros aparentemente inocente que deja de serlo con cada sonrisa de complicidad, con cada mano que se entrecruza, con cada mirada.

Y de nuevo me sorprendo a mí misma, entregándote cosas que no creía tener y prometiéndote un amor que no había pertenecido a nadie más que a mi orgullo.


Tú y tu forma de hacer que hasta lo imposible sea fácil. Porque estamos juntos, y ahora es eso lo que cuenta. Ha dejado de importar quiénes fuimos, qué quisimos o qué hicimos. Ahora solo estas tú. Tú y tus ganas de hacer que salga bien. Tú y tus promesas. Tú, y yo.

M.