Cuando empecé la universidad, la terrible idea de la separación empezó a rondar entre mis amigas. ¿Dónde quedarían todos aquellos secretos que "no podíamos contar a nadie" pero compartíamos con ellas porque sabíamos que estaban a salvo? ¿Y esas noches en vela en las que no parábamos de hablar? ¿Dónde irían todas las experiencias que habíamos vivido? ¿Y que se haría de las risas, las alegrías y los lloros compartidos?
Ni yo misma creí que fuera a funcionar. Supuse que nos duraría un par de semanas, hasta que la pereza, la distancia o el destino decidieran separar nuestros caminos definitivamente. Pero casi un año después seguimos reuniéndonos cada jueves, contándonos las cosas más insignificantes, y las que más nos preocupan. Seguimos compartiendo secretos que sabemos que se guardarán. Seguimos quedándonos hasta las tantas sin parar de hablar. Seguimos compartiendo experiencias, penas y alegrías. Pero lo mas importante: seguimos juntas. Y es que juntas, es mejor.
M.
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