lunes, 27 de enero de 2014

Fuga de cerebros

Ayer, como cada domingo, vi el programa de Ana Pastor, El Objetivo. El tema principal era la bajada de sueldos que se había llevado a cabo en España en los últimos años, a la que se sumaba el encarecimiento de la vida cotidiana. Todos estos datos los comparaban (¿como no?) con nuestros vecinos de Europa: Alemania, Francia e Italia.

A raíz de estos datos, empecé a pensar en la España que nos espera a los jóvenes. La situación se nos presenta complicada. España no nos garantiza un buen nivel de vida, y pese a que nos aferremos a la idea de "quedarnos en casa", el futuro pasa por Europa. Una Europa competitiva, eficaz y claramente más preparada según los informes. Ya no basta, pues, con defenderse en inglés y tener una carrera. Ahora, debemos dominar a la perfección dos o tres idiomas (además del español, por supuesto) y ser expertos en varios ámbitos. La experiencia también es fundamental y nos recomiendan que empecemos a trabajar cuanto antes.

Pero, ¿cómo pretenden que compaginemos ambas cosas? Si te preocupas por los estudios, y dejas a un lado las prácticas, el acceso al mundo laboral será difícil porque te reprocharán que no tengas experiencia. Si, por lo contrario, te incorporas cuanto antes al mundo laboral, no estarás lo suficientemente preparado para competir con las dos carreras y el dominio de tres idiomas de tu compañero alemán. ¿Entonces, donde tienen cabida los jóvenes españoles?

Quizás esto solo lo averigüemos a medida que pasen los años. Aun así, es triste pensar que España tenga a su disposición miles de jóvenes, brillantes y con ganas de aprender, y deje que se vayan. Porque, seamos realistas, los jóvenes de hoy somos el futuro de mañana. Y un país sin jóvenes eficientes no deja de ser un país sin ilusión, sin ambición y sin deseos de prosperar.

M.

miércoles, 15 de enero de 2014

Héroes modernos

"-¿Y qué es un héroe? 
[…]
- No lo sé -dijo-. Alguien que se cree un héroe y acierta. O alguien que tiene el coraje y el instinto de la virtud, y por eso no se equivoca nunca, o por lo menos no se equivoca en el único momento en que importa no equivocarse, y por lo tanto, no puede no ser un héroe. O quien entiende que el héroe no es el que mata, sino el que no mata o se deja matar.”

Soldados de Salamina, Javier Cercas


Cuando leí estas palabras por primera vez se me hizo inevitable cuestionarme qué es un héroe.

Un héroe, como yo lo entiendo, no tiene nada que ver con los superpoderes, con salvar a la humanidad o, ni siquiera, con estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. 

Un héroe se va forjando, día tras día, minuto tras minuto. Un héroe no es el que siempre acierta, sino el que pone todo su empeño en ello y, aunque fracasa, nunca desespera. Héroes son los padres, los amigos que nunca te abandonan, las personas que transmiten su conocimiento de forma gratuita, las que regalan sonrisas, curan corazones, desprenden alegría. Héroes son los que dan sin recibir, los que comparten sin exigir o los que respetan aun cuando no son respetados.

Podríamos pensar que ya no existen los héroes, que la corrupción y el egoísmo los han hecho desaparecer. Pero no hay nada más lejos de la verdad. Todos podemos ser héroes. De nosotros depende serlo.


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M.