jueves, 10 de abril de 2014

El baile de la vida

"Por mucho que hayas sufrido hijo, siempre hay alguien que sufre más que tú. Y no quedan más que dos opciones: pudrirte por dentro o bailar al ritmo de la vida"
Kamikaze

Nadie dijo que esto fuera fácil, pero sí que valdría la pena. Porque a veces nos toca un vals o un tango, pero otras, la vida nos deleita con un poco de salsa. Y os aseguro que, sea el baile que sea, la música nunca deja de sonar.

Así que he decidido empezar a bailar a su ritmo. Bailar como si nadie estuviera mirando. Como si no hubiera un mañana. Bailar de verdad. Y bailar con ganas. Porque quiero darlo todo en cada paso, no importa que canción lo acompañe. 

He decidido adaptarme a ella. Aprender a bailar merengue, y el cha-cha-chá, el ballet y las sevillanas. 



He decidido equivocarme y aprender. Llorar y reír a partes iguales. Vivir cada momento como lo que es, único e irrepetible. 

He decidido darle a la vida todo lo que pueda. Y quizás un poco de lo que no. 

Pero sobretodo, he decidido buscar siempre una razón por la que bailar.

Porque sí, la vida es un regalo, y quiero aprovecharlo al máximo. Hasta que no quede nada más por ver, por aprender o por sentir. Hasta que haya vivido todo lo posible. Hasta entonces, quiero bailar. Porque no importan los malos momentos, ni cuan malos sean si hay una canción con la que acompañarlos. 

Así que voy a apostar por los pequeños momentos.  Esos que a menudo pasan desapercibidos pero nos acaban regalando grandes momentos de felicidad. 

Tomar el sol. Beber cuando se tiene sed. Quitarle el plástico a un móvil nuevo. Un beso a tiempo. El olor a gasolina. Abrir regalos. O ver la cara de felicidad de la persona que los abre. Que te toquen el pelo. Una comida familiar. Una cena con amigos. Un viaje sorpresa. Un nuevo proyecto. Una película romántica acompañada de un buen helado. Una tarde de compras. Un desayuno con tu mejor amiga. O dormir hasta tarde.



He decidido aprovechar cada uno de estos momentos, saborearlos al máximo y después, recordarlos. Porque la vida está hecha de recuerdos, así que más vale que sean buenos.

M.

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